Aragoncillo es un
barrio o pedanía del municipio de Corduente en Guadalajara, situado a 14
kilómetros de Molina de Aragón, en la carretera N-211, con una población
censada de 36 habitantes, multiplicándose por diez en los meses de verano. Mi
pueblo está situado a una altitud de 1267 metros, esto hace que nuestro clima
sea Continental riguroso, ya que la distancia del mar atenúa las influencias de
las masas de aire marinas, tanto atlánticas como mediterráneas. Ello se traduce
en mayor amplitud térmica donde influye la altitud y los vientos fríos, sobre
todo cierzo, lo que hace que bajen las temperaturas y que además se note. La temperatura
media anual es baja (en torno a los 7ºC - 11ºC), con una amplitud térmica sobre
18ºC (alta), de inviernos con temperaturas medias de 3ºC y veranos cálidos de
20º a 24º C. Los invierno son fríos y rigurosos por efecto de la altitud, a
1.517m de altura tenemos el Alto de Aragoncillo, donde se sitúan los vigías de
extinción de incendios y las torres de comunicación, al ser el punto más alto
de la comarca. El clima de nuestro pueblo tiene unas precipitaciones anuales en
torno a 400 mm. (litro / m2), bastante escasas, soliendo ser constantes excepto
en los meses de Julio y Agosto donde se produce una considerable bajada de
precipitaciones. Las máximas precipitaciones se producen en invierno y primavera,
dándose en verano frecuentes tormentas.
Aragoncillo se erigió en pueblo en la época de repoblación, junto a las ruinas de un poblado celtíbero, y a poco se instaló en su término el Monasterio de Alcallech, que fue ocupado por canónigos regulares de San Agustín. Después, en el siglo XV, habitaron el cenobio durante casi cien años las monjas Bernardas de Buenafuente, que fueron expulsadas de su casa por los frailes de Santa María de la Huerta. Hoy no queda de este monasterio sino unos restos mínimos, apenas apreciables, en el lugar que en el pueblo denominan «las monjas», al pie mismo de la serranía.
La Iglesia, situada
en la Plaza del pueblo, de estilo Románico, donde en su arquitectura presenta
una Torre espadaña, signo más apreciable de esta construcción. La espadaña es
un “campanario de una sola pared, en la que están abiertos los huecos para
colocar las campanas". La función de la torre campanario en aquellos
templos que por el motivo que fuere no la poseen, la asumen las espadañas.
Habitualmente se alzan sobre el hastial de poniente, o sobre los muros
laterales de la iglesia, aunque en algunas ocasiones se alza sobre el hastial
este o en un muro independiente adosado al templo. En principio la espadaña
sería la "hermana pobre" del campanario. Son mayoría los templos que
poseen la espadaña sobre el hastial de poniente, a modo de prolongación del
mismo más estrecha que el mismo y acabada en piñón. En una parte de esta Iglesia,
estaba situada la escuela donde se daba clase a los niños del pueblo. La Iglesia
es reparada cada año con las aportaciones de los vecinos del pueblo.
Apunte de Juan Antonio Cachero sobre nuestra
Iglesia.
Tenemos también una
Ermita, La Soledad, donde espera el Santo “San Bartolomé” para ser sacado en
procesión desde la Iglesia en su día, el 24 de Agosto. Este santo fue apóstol
de Jesús y se le reza contra las enfermedades de la piel.
Otra de las
construcciones que merece la pena conocer es el “Lavadero”. Antiguamente,
el lavadero era el lugar, fuera del hogar, en el que se lavaba la ropa, por lo
general a mano sobre una tabla o piedra lisa que también recibía este nombre. Hasta
la introducción del agua corriente en las casas era frecuente encontrar estas construcciones
donde las mujeres acudían a hacer la colada. Eran lugares de encuentro y
transmisión de información de la vida cotidiana. El nuestro esta reformado por
la Junta de Castilla-La Mancha y actualmente lo podemos ver así.
En numerosas casas
del pueblo, era tradición colocar una piedra a modo de dintel en la entrada
donde se podía leer inscripciones grabadas en ellas. Podían ser los escudos
familiares, de armas o incluso la fecha de construcción de la casa. En concreto
esta piedra, siempre me ha parecido muy interesante…
Otro “monumento” de
mí pueblo es la Laguna. Es punto obligado de visita casi diaria en el paseo
matutino o vespertino, o incluso el nocturno. En ella se cogen ranas,
renacuajos y los helicópteros de extinción de incendios, agua. En la piedra que
tenemos al lado del camino de la laguna, el día 11 de agosto, por la noche, nos
vamos a ver “las lágrimas de San Lorenzo”, las perseidas, una lluvia de
meteoritos de alta velocidad que radian de la constelación de Perseo.
Y como no, el Bar de
la Asociación, donde nos reunimos a charlar, tomar botellines y pelotazos,
perdón, Gin tonic y Brugal Cola por 3€…
Para terminar, un
monumento a un joven vecino del pueblo que tristemente falleció en el terrible
incendio de Luzón en Guadalajara.
LAS
FIESTAS…
Las fiestas de
Aragoncillo para mí son únicas, porque me trasladan a los años cuando era
pequeño, la orquesta, la comida, el chocolate y ese cólico que me dio con 12
años de comer banderillas con Coca-Cola. Dos días estuve en cama del atracón…
LOS
HUERTOS…
UN
PEQUEÑO APUNTE…
En el pueblo
convivimos gente de Madrid y de Barcelona. Este verano muchos de ellos me han
felicitado por el Blog, el Profesor Iritia y Benito, buen amigo y mejor
persona. En honor a este último, y como es de Barcelona…un poco de Agricultura
de la zona…el Calçot.
El calçot se obtiene
a partir de una variedad de cebolla. La cebolla es uno de los cultivos más
antiguos de nuestra cultura. Su origen se suele situar en Oriente Medio pero es
conocida desde antiguo por las culturas mediterráneas, por ejemplo en el
antiguo Egipto.
Sobre el origen del
calçot hay varias versiones pero la más conocida es la que atribuye el invento
a Xat de Benaiges, un campesino que vivió en Valls (Tarragona) a fines del
siglo XIX. Xat de Benaiges puso un par de brotes de cebolla al fuego y
descubrió casualmente un plato que a principios del siglo XX ya se había
convertido en habitual en muchos hogares del pueblo de Valls y sus alrededores.
Desde entonces el
consumo de calçots se ha convertido en una fiesta gastronómica conocida como
calçotada, especialmente popular en Cataluña. Los calçots se cuecen con leña de
sarmientos de viña y se consumen acompañados de una salsa típica, la
salvichada.
La cebolla debe ser
de la variedad Blanca Grande Tardía de Lleida. El calçot es cada uno de los
brotes de una cebolla blanca que ha sido replantada. Los brotes, a medida que
crecen, se calzan, de ahí el nombre de calçot. La cebolla es una planta de la
familia de las liliáceas, su nombre científico es Allium cepa y la variedad de
la cual se obtienen los calçots es la Blanca Grande Tardía de Lérida, que
destaca por su dulzura y por el número y tamaño de los brotes, habitualmente de
cuatro a siete. La cebolla es una planta bianual, o sea, que su ciclo de vida
tiene una duración de dos años, o lo que es lo mismo, que no hace flor hasta el
segundo año. El bulbo o cebolla en sentido estricto, está formado por la
acumulación de reservas en la base de las hojas. Antes de plantarla es
conveniente cortar la parte superior de la cebolla
El proceso de cultivo
de este producto tiene dos fases diferenciadas. La primera fase es la obtención
del bulbo que se hace como una cebolla normal, a partir de la siembra de
semilla a finales de año y el trasplante de los cebollinos a principios de
primavera. Los bulbos se arrancan y conservan durante el verano.La segunda fase es la obtención del calçot a partir de las cebollas arrancada. Se plantan durante la segunda quincena del mes de septiembre. Antes de plantar debemos cortar la parte superior del bulbo para conseguir que los brotes crezcan más separados. A medida que los brotes de cebolla van saliendo se van calzando, o sea se deposita la tierra alrededor de la base a fin de blanquear los brotes.
El cultivo del calçot
es típico de las comarcas de Tarragona, próximas al mar y con un invierno
suave. Aun así, el calçot también se puede cultivar en zonas de interior donde
las heladas no sean muy permanentes. En estos casos la cosecha del calçot suele
ser más tardía que en las zonas de clima suave.
Para cultivar el calçot
en el Horturbá aconsejamos realizar solo la segunda fase y, por tanto, obtener
cebollas para plantar. La mayor dificultad reside en conseguir calzar los
brotes de la cebolla con el poco substrato que hay en la mesa de cultivo. Por
este motivo aconsejamos hacer una o dos líneas de plantación, separadas unos 40
cm y plantar la cebolla bastante enterrada (unos 10 cm). La distancia entre las
cebollas depende del tamaño, cuanto mayor sea el bulbo la distancia debe ser
mayor pues el número de brotes será también mayor. En general, la distancia
entre cebollas suele ser de 20 a 30 cm. Deberemos calzar los brotes dos o tres
veces durante el cultivo. El calçot no es compatible con plantas de la misma
familia como el ajo o el puerro. Tampoco es compatible con el haba. Son buenos
precedentes de la cebolla las solanáceas (tomate, pimiento y berenjena) y la
lechuga. La cosecha del calçot se realiza des de mediados de enero hasta marzo.
También tenemos
Jardinería, unos Tilos en alineación.
Bueno Benito, si
algún día consigo hacer calçot en el huerto, te los llevo y nos los comemos
juntos…
UNA
CASA EN RILLO DE GALLO…ESTILO GAUDÍ.
EL
BARRANCO DE LA VIRGEN DE LA HOZ ( CORDUENTE).
El río Gallo ha
labrado en el terreno una gran hoz, que se ha convertido en uno de los lugares
más bellos y espectaculares del Parque Natural del Alto Tajo.
A escasos metros
antes de llegar al Santuario de la Virgen de la Hoz nos encontramos, vigilando
la carretera, la primera de las espectaculares bellezas en piedra: el Huso,
monolito labrado en conglomerados ( ver imagen número 2 de las mostradas en la
galería fotográfica del inicio de esta página). Al lado de la carretera
encontraremos una placa explicativa sobre cómo la acción erosiva del agua se ha
ido encargando de individualizar al monolito.
Desde este punto de
la carretera, junto al monolito, ya avistamos la Ermita de la Virgen de la Hoz,
también llamada Santuario de la Virgen de la Hoz. Una vez vista la Ermita no se nos debe olvidar preguntar por la senda que se dirige a los tres miradores, y que nos permitirán ser unos privilegiados al internarnos en una subida, a través de escaleras, por las escarpadas y espectaculares rocas del Barranco de la Hoz.
El Santuario de la
Virgen de la Hoz, una Ermita levantada en el siglo XIII. Nos cuenta la leyenda
que en 1129 un joven de Ventosa (el pueblo más cercano al Santuario), buscando
al anochecer un animal perdido de su rebaño, encontró una imagen de la Virgen
entre las rocas, escondida para evitar que fuera profanada por los árabes.
Después de este suceso se construyó la ermita para cobijar a la Virgen. Los vecinos de la comarca celebran dicho acontecimiento
todos los años el domingo de Pentecostés, con la romería del Butrón y la Loa
(una representación ante la imagen sagrada).
JARDINERÍA
Y PAISAJISMO…EL BOSQUE PETRIFICADO.
Estos árboles de piedra
de 280 millones de años forman uno de los bosques petrificados más antiguos e
interesantes del mundo. Sus tocones y raíces aún pueden verse en la sierra de
Aragoncillo, muy cerca de Molina de Aragón (Guadalajara), en el mismo lugar en
el que crecieron y quedaron sepultados por fuertes emisiones volcánicas. Entre
sus secretos pueden guardar valiosos datos sobre el cambio climático.
Son
ya piedras, pura sílice, lo que los geólogos conocen como xilópalos, árboles
fosilizados, solidificados en las rocas, con apariencia más mineral que
vegetal. Pero los tocones y las raíces de estos árboles-piedra, que en su día
fueron coníferas, todavía nos salen al paso en Aragoncillo (Guadalajara), en el
mismo lugar en el que vivieron hace 280 millones de años. Son prácticamente los
únicos troncos existentes en Europa de esa remota época en posición de vida,
es decir, enraizados in situ, en el mismo lugar en el que nacieron y
crecieron en pleno pérmico inferior, mucho antes de que los dinosaurios
poblaran estos parajes. Hasta el momento se han descubierto una docena de
ejemplares y forman ya uno de los bosques petrificados más interesantes
del mundo. Entre los más conocidos figura uno en la isla de Lesbos (Grecia) que
tiene sólo entre 15 y 20 millones de años; otro en el sur de Inglaterra,
cerca de Dorset, que se le acerca un poquito más en el tiempo, con 140 millones
de años (entre el jurásico superior y el cretácico inferior), y el más famoso
de todos, el bosque pintado de Arizona (EE UU), del triásico (entre 208
y 245 millones de años). "No tengo noticias de otro bosque similar en
posición de vida. Hay algo de esa época en Guadalcanal (Sevilla), pero los
troncos están peor conservados y han sido movidos de su origen, no están in
situ" afirma el geólogo Alfonso Sopeña, padre del hallazgo, que no
tiene duda alguna sobre la antigüedad de los fósiles. "Están enraizados en
el suelo sobre el que se han depositado los primeros sedimentos del pérmico.
Para
que semejantes reliquias hayan podido llegar hasta nosotros tenía que suceder
algo peculiar, precisamente lo que pasó en Guadalajara durante el comienzo del
pérmico (de 280 a 290 millones de años): unas impresionantes emisiones
volcánicas. En distintos lugares de la Península (Asturias, Pirineos,
Guadarrama, Guadalcanal) se produjeron en aquel momento erupciones de un
vulcanismo ácido y explosivo con gran cantidad de piroclastos, nubes ardientes,
coladas y cenizas. Todo este magma formó un manto volcánico que cubrió
rápidamente troncos, ramas y hojas de la cubierta vegetal. Una extensión
importante, unos 24 kilómetros cuadrados de bosque bien desarrollado, quedó
sepultada en Aragoncillo, y sus restos, aislados de las condiciones
atmosféricas. "Como el magma volcánico es muy ácido permitió que el
silicio caliente subiera por la estructura de la madera, los vasos por donde
asciende la savia, como si fuera la propia savia, logrando una fosilización
casi perfecta. De esta forma, las características morfológicas internas de los
troncos, la forma y organización de sus células, la propia estructura de la
madera, quedaron preservados en condiciones excepcionales", cuenta Sopeña.
Después,
la zona se convirtió en un lago y quedó sumergida con 2.000 o 3.000 metros de
sedimentos por encima. Los movimientos tectónicos que levantaron más tarde los
Pirineos y el Sistema Central hicieron el resto al elevar estas tierras, y la
erosión puso el toque final haciendo que los troncos afloraran poco a poco a la
superficie. Y eso ha sido muy recientemente. De hecho, muchos de estos árboles
fosilizados están todavía cubiertos y los geólogos mantienen que aparecerán
muchos más si se sigue limpiando la zona.
Hay
quien habla ya de una "Pompeya paleobotánica" pero Alfonso Sopeña,
director del Instituto de Geología Económica, centro mixto del Consejo Superior
de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Complutense de Madrid,
que investiga este peculiar bosque con un equipo del que forma parte la
profesora Yolanda Sánchez Moya, de la Facultad de Geológicas, prefiere ser más
discreto: "Es un hallazgo relevante no sólo por el número importante de
individuos o xilópalos que hay in situ, sino también porque hemos
encontrado, lo que es muy difícil en roca volcánica, asociaciones
palinológicas, polen y esporas, restos de macroflora, de coníferas, hojas,
frondes, esfenofitas -unas herbáceas que hoy día casi no cuentan con
equivalentes y que tuvieron una gran difusión en aquel momento- y bastantes
helechos arborescentes, según ha comprobado Roberto Wagner, del Botánico de Córdoba.
No
hay nada para viajar en el tiempo como adentrarse en un paisaje de la mano de
geólogos, porque manejan las señales que millones de años han ido dejando
impresas en él con la naturalidad de quien sabe que esas apabullantes cifras no
son nada, apenas un suspiro, en la historia física de la Tierra. Para ellos,
pasar del carbonífero al pérmico, o al triásico, es algo tan natural como pasar
de Madrid a Guadalajara por una moderna autopista llena de señales.
Aragoncillo,
en la sierra del mismo nombre y a pocos kilómetros de Molina de Aragón, muestra
un paisaje espectacular con las praderas cubiertas de cantueso, tomillo, jara y
margaritas. La zona de suaves colinas y tierra arenisca roja que conduce al bosque
petrificado es, según la profesora Sánchez, "puro triásico medio, una
tierra fangosa que estaba muy próxima a la línea de mar, surcada por una serie
de pequeños canales, lo que se nota muy bien por los restos fósiles: hay
cristales de cloruro sódico, sal común, transformados en arena actualmente, y los
resaltes más ocres son sedimentos de carbonatos de plataformas marinas".
En esta zona, añade Sopeña, se han conservado también icnitas (huellas de
reptiles), que permiten averiguar la longitud y el peso de los animales, la
paleoecología y el ambiente en el que vivían. El geólogo señala que, según se
avanza en el paisaje y la tierra se vuelve más negra y la piedra más blanca, se
va retrocediendo en el tiempo hasta llegar al contacto del pérmico inferior con
el paleozoico, unos 280 millones de años atrás. 'Fue entonces cuando comenzaron
las grandes emisiones volcánicas; luego, en el triásico, toda la zona fue
inundada por grandes ríos. Es muy interesante estudiar la formación de estos
bosques, el vulcanismo asociado a la destrucción y cómo evolucionó la zona de
ser prácticamente un desierto a estar cubierta por enormes ríos.
No
es fácil encontrar el bosque petrificado. Los tocones fosilizados más
espectaculares están al borde de un pequeño arroyo, en medio de un joven bosque
de pinos en explotación donde abunda la jara. Los troncos pueden confundirse
fácilmente con piedras y sólo cuando el ojo y la mano del experto señalan
texturas y formas de árboles en posición de vida se empieza a vislumbrar
que ese mineral fue antes vegetal y las que fueron un día coníferas todavía
tienen sus raíces a la vista. Ambos geólogos confiesan que el primer ejemplar,
el bautizado por Yolanda Sánchez como "el arbolito', que tiene 1,25 metros
de diámetro y una altura de 30 centímetros, con robustas raíces penetrando en
el suelo, lo descubrieron hace dos años, cuando iniciaron un proyecto más
general de reconstrucción paleogeográfica de la zona, dirigido a elaborar
modelos para aplicar en zonas con petróleo, como Argelia, y que les ha tenido
ocupados hasta ahora. "Entonces dejamos pendiente esta investigación y
ahora hemos vuelto y descubierto en el mismo lugar nuevos ejemplares, aunque de
menor tamaño. En cierto modo se ha modificado el medio, se han sembrado campos,
ha habido una repoblación forestal y evidentemente se ha destruido parte del
paisaje y de los fósiles, pero queda gran cantidad de trozos de madera
fosilizado y es seguro que pueden aparecer nuevos xilópalos.
Pero
¿qué aporta este singular bosque anclado en el tiempo, aparte de la nada
despreciable posibilidad de contemplar in situ fósiles de árboles de
millones de años, una atracción para investigadores y amantes de la naturaleza
cultivados que ya ha llevado a los bosques de Dorset y Lesbos a promocionarse
en las páginas de Intemet?. Pues, además de la reconstrucción de un
paleoecosistema autóctono ya desaparecido, lo que siempre proporciona una
valiosa información científica, según los expertos hay un hecho fundamental que
lo relaciona con un tema que ahora preocupa especialmente: el cambio climático.
Porque justo en el límite del periodo carbonífero con el pérmico tuvo lugar uno
de los grandes cambios climáticos, uno de los cambios globales más
significativos de la historia de la Tierra en el que los casquetes polares se
derritieron.
Hasta
ese momento existía en toda la flora del globo terrestre una gran homogeneidad.
Había unos bosques muy densos y poblados, y grandes zonas encharcadas con una
vegetación exuberante en la que abundaban los helechos arborescentes. Y justo
al iniciarse el pérmico se produjo una abdicación progresiva de todos los
cinturones ecuatoriales y las zonas más húmedas se fueron desplazando hacia el
norte o el sur, hacia latitudes más altas. La zona central de la cordillera
Ibérica no fue una excepción y se vio sometida a una sistemática y continuada
acidificación. "Conocer el clima del pasado es poseer la llave del
presente, y ahora tenemos un material muy valioso para estudiar y comprender
mejor cómo fue ese cambio climático de largo ciclo. Entenderlo es importante
para poder ahondar más en un problema que ahora nos preocupa enormemente,
mantiene Sopeña.
Como
la estructura de estos fósiles está muy bien conservada, pueden hacerse ahora
estudios detallados de la misma e incluso una dendrocronología (análisis de los
anillos de crecimiento de los árboles), si finalmente se confirma que hay
anillos en los troncos, lo que ahora analiza el palcobotánico y especialista en
el pérmico Jean Broutin, de la Universidad Pierre-Marie Curie de París.
"Eso permitiría averiguar si las plantas de la época necesitaban más o
menos agua, si eran de mayor o menor altitud, más encharcadas, etcétera. Y ver
si hay variaciones significativas durante épocas estacionases, porque los años
podían entonces tener una duración distinta de la actual. En general, todo lo
que pueda contribuir a un mejor conocimiento de lo que eran los ciclos climáticos
en el pasado nos proporciona datos de gran interés para interpretar lo que pasa
ahora, señala Sopeña. Y hace notar que las series existentes de precipitaciones
y temperaturas para el estudio del posible cambio climático actual son muy
escasas: "Hay pocos datos históricos a la hora de hacer una serie
estadística fiable para saber si vamos a un periodo de mayor calentamiento o
no, y hay que tener en cuenta que son muy pocos grados los que producen unas
enormes incidencias.
Ahora,
el paso siguiente será intentar separar la materia orgánica fosilizada de la
sílice. Sopeña mantiene que, además de terminar el estudio científico, lo ideal
sería proteger de alguna manera la zona. "Tengo pánico de que puedan
destruirse ejemplares que son únicos, aunque espero que la junta de Castilla-La
Mancha los proteja de alguna forma.
"Estamos
convencidos", asegura Alejandro Alonso, consejero de Agricultura de la
Junta de Castilla-La Mancha, "de estar ante un descubrimiento importante y
nuestra primera intención es conservarlo y protegerlo. Así se lo hemos hecho
constar a los investigadores, a quienes hemos solicitado un estudio detallado
para poder actuar. Podemos asegurar nuestro compromiso para que el bosque
petrificado se pueda conservar y divulgar en las mejores condiciones.
Con
las tecnologías actuales, remata Sopeña, podríamos hacer copias perfectas de La
Gioconda, el acueducto de Segovia o las pirámides de Egipto, pero lo que no
podemos hacer nunca es retroceder en el tiempo. No podemos volver atrás 280
millones de años, plantar estos árboles, esperar a que crezcan, que se
fosilicen, que queden enterrados a casi 3.000 metros de profundidad, que se
erosionen y vuelvan a aflorar. Eso es físicamente imposible. Por eso, su
conservación es fundamental. Porque es algo irrepetible.
Las
microfotografías permiten apreciar las células y vasos de los xilópalos
encontrados en Aragoncillo, con toda nitidez. El proceso seguido por los
investigadores fue cortar con carborundo (masa cristalina hecha con un mezcla
de coque, arena silícea y cloruro de sodio, de una dureza próxima al
diamante) una muestra de la madera de fósil, hacer una finísima lámina de unos
dos milímetros y analizarla al microscopio para ver su estructura y
composición.
Hicieron
contajes de láminas de 1.500 a 2.000 individuos (granitos) de polen y esporas.
Los resultados han arrojado un porcentaje del 80 % de coníferas. El polen está
asociado a los sedimentos, a las rocas, y la macroflora está incluida en las
rocas que hicieron la fosilización. La morfología vegetal de estos fósiles, tan
bien conservada, y la paleoflora asociada permiten ahora estudios detallados de
la histología y morfología del bosque, y sus posibles transformaciones
climáticas a lo largo de los siglos. Por los residuos orgánicos se puede averiguar
si las plantas del pérmico necesitaban más o menos agua, si eran de mayor o
menor altitud, etc, y hacerse una idea de cómo fue un paleoecosistema autóctono
ya desaparecido.
(Artículo aparecido en "El País Semanal"
el 6-9-98).
Espero que os haya gustado, y ya sabéis…nos vemos en el pueblo.
Hola Juan Pedro, acabo de leer en tu blog el trabajo magnífico que has dedicado al pueblo, no me queda más que darte la enhorabuena por ello. Todo está muy claro ameno y bien documentado, en suma un buen trabajo. Como me sale la vena de corregir, para evitar que mis buenos alumnos se lo creyeran siempre ponía alguna pega, voy a hacerte una puntualización de una parte en la que me parece que no queda claro un pequeño detalle de la Iglesia. Se trata de la parte en que nombras la espadaña. Efectivamente defines lo que es la espadaña y desde luego según esa definición nuestra iglesia no tiene espadaña, sino torre de campanario. Veamos, si espadaña es un campanario de una sola pared en la que están abiertos los huecos para colocar las campanas y no se puede acceder a ellas por el interior está claro que no es una espadaña lo que tenemos. Es decir que la espadaña se diferencia del campanario en que su acceso no se alberga en el interior. Aquí tenemos una preciosa escalera de caracol que accede directamente a las campanas, por cierto que echo de menos que no la cites, porque creo que es lo más valioso de todo el edificio. ¡Cuántas veces las he subido en los cinco años que fui monaguillo!.
ResponderEliminarEn relacion al articulo, creo que le la ha faltado indicar cuando se referia a la espadaña de la Iglesia de Aragoncillo que se trataba de un torreón-espadaña como muy acertadamente indica José Jimenez Belinchón -cronista de la Nueva Alcarria-.en su articulo de 1958 y que yó ratifico en la modesta nota que adjunto.
ResponderEliminarSabía la existencia de Aragoncillo dado que mi familia tiene el apellido Aragoncillo, pero este fin de semana me enterado que mi abuela, de prmer apellido Aragoncillo, nació en Tobillos a 12 km. de Aragoncillo.No descarto la idea de desplazarme a esas tierras para averiguar algo más de mis antepasados.
ResponderEliminarEs un pueblo y una zona muy bonita para visitar, y más si buscas información sobre tú familia.
EliminarSabía la existencia de Aragoncillo dado que mi familia tiene el apellido Aragoncillo, pero este fin de semana me enterado que mi abuela, de prmer apellido Aragoncillo, nació en Tobillos a 12 km. de Aragoncillo.No descarto la idea de desplazarme a esas tierras para averiguar algo más de mis antepasados.
ResponderEliminarTe animo a que lo hagas porque nuestra raíces suelen ser muy interesantes.
EliminarHm, es lo mismo articulo qué he leando muchas veces. pero no hy una descripcion del camino o coordinates de este bosque. soy aleman, turista y geologista y yo quiero solo ver el bosque, tomar algunos fotos. suppongo que estos coordinates son quazi correcto 40.91879, -1.95271
ResponderEliminarBuenos días, su localización solo la sabemos unos pocos, y la idea es no difundirla para evitar que los turistas vayan llevándose trozos y quedarnos sin estos preciados fosiles. Son varios arboles grandes bien definidos, y otros pequeños, en piedra.
EliminarHola buenas tardes,
ResponderEliminarGracias por su blog ha sido muy interesante leer todo esto.
Soy Frances pero me acabo de enterar que mi bisabuelo nacio en Arangocillo en 1895.
Estoy intentando completar un "puzzle" historico y entender que fue el viaje de mi bisabuelo.
Se llamaba Hipólito Alguacil, su padre Francisco Alguacil y su madre Fabiana Herranz. Si sigue viviendo en Aragoncillo, y ya que es un pueblo con pocos habitantes, me preguntaba si todavia quedaban familias "Alguacil" o "Herranz" en el pueblo. Gracias por contestarme si lee este mensaje, un saludo desde Francia con mucho cariño. Eric