Estamos en la
época del crecimiento y laboreo de los ajos, especie de cultivo muy frecuente
en toda la geografía nacional. Trataremos en este artículo del abonado de los
ajos con ceniza, práctica muy frecuente en pueblos donde en el transcurso del
invierno se quema madera en hogares de chimenea y estufas para el calentamiento
y confort de la casas. Las cenizas provenientes de estos procesos se aprovechan
para el abonado de los ajos.
El ajo precisa una fertilización superior a otras hortalizas y además es
muy sensible tanto a los excesos como a la deficiencia de fertilizante. Los
abonos orgánicos maduros (fermentados) deben ser incorporados uniformemente en
el terreno algún tiempo antes de la siembra, para dar tiempo a descomponerse.
Si el abonado es abundante no hay que volver a abonar, pues este abono se
descompone poco a poco suministrando de forma continuada las sales minerales a
la planta.
Si no tenemos
suficiente abono orgánico y vamos a recolectar ajos secos, los abonos nitrogenados complementarios se fraccionan en
3 o 4 veces repartidas a lo largo de su ciclo vegetativo, pues no conviene el
nitrogenado en exceso ya que provoca un
desarrollo excesivo de las hojas, en detrimento de los bulbos. Por otra parte,
el exceso de nitrógeno, no redunda en el tamaño de las cabezas y afecta a la
calidad del ajo, pues en muchos casos, las membranas de los bulbos se agrietan
y llegándolos a pudrir.
Además, también es preciso recordar, que las cenizas suelen resultar muy
beneficiosas para mejorar la textura de los suelos pesados o arcillosos,
haciéndolos más sueltos y permeables, tanto al agua como al aire.
Desde siempre
la ceniza proveniente de la quema de madera es una práctica cultural heredada
de padres a hijos. La lógica de esta utilización desde el punto de vista
técnico es la siguiente.
La ceniza proveniente de la madera de los arboles que se han
quemado, contiene sales minerales como
potasio, fósforo, magnesio, calcio, etc.
La ceniza tiene
un alto grado de potasio el cual regula la apertura estomática (función
clorofílica a través de las hojas) por lo que es ideal para los bulbos que lo
extraen del suelo de manera masiva, una vez que se haya vertido sobre la zona
donde sale el tallo. Se aplica espolvoreándola por encima de los ajos o bien si se
dispone de mucha ceniza,se esparce sobre
la tierra.
Una vez
espolvoreado se realiza un escardado de la tierra que servirá para romper la
capa más superficial de la misma y mezclarla con la ceniza, de esta manera
mantendrá mucho más tiempo la humedad y con el siguiente riego (normalmente de
lluvia) las raíces del ajo comenzaran a
absorber el potasio de la ceniza. Durante
la época de invierno una vez echada sobre la tierra, disgrega la costra que se
forma en terrenos arcillosos haciendo que estos sean más permeable al agua.
También protegerá a la planta de enfermedades, ya que tiene un doble efecto, uno fungicida que previene hongos y otro,
insecticida, contra los caracoles, babosas y mosca blanca (en cebollas).
No es
conveniente echar mucha ceniza ya que un exceso de esta podría quemar la
planta. Conviene añadir a la ceniza un poco de nitrógeno a través del estiércol
orgánico, de esta manera la planta tiene un equilibrio entre todos sus nutrientes
para su desarrollo -nitrógeno para el engorde del bulbo, fosforo para el
crecimiento y fortalecimiento del tallo y potasio para la transpiración a
través de las hojas y su fácil absorción a través de las raíces.
Recomiendo que se guarde la ceniza del invierno anterior y mezclarla con
estiércol (no joven, sino fermentado) antes de dar la labor para su
posterior plantado, de esta manera los
nutrientes básicos ya se han incorporado a la tierra y no es necesario posteriormente
echar ceniza cuando la planta tenga 10 cm. de altura.
La ceniza no es un abono orgánico, porque en principio, todo lo orgánico
desaparece por combustión, quedando ciertos compuestos inorgánicos,
principalmente algunas sales potásicas, al ser estas incombustibles.
Estas sales pótasicas son desaconsejables ya que algunas de ellas no son
asimilables por la planta.
En agricultura extensiva, se desaconseja la quema sistemática de las
rastrojeras de cereales como método de fertilización, recomendando como mejor
solución, el enterramiento de esos rastrojos para que contribuyan a la
formación de humus y por tanto a la elevación de la fertilidad y, por ende, del
nivel de nitrógeno, del cual están tan deficitarios la mayoría de los suelos,
siendo, además, el macroelemento más caro en el mercado (macroelementos
primarios nitrógeno, fosforo y potasio siendo los secundarios calcio, magnesio
y azufre).
No obstante se recomienda que antes de enterrar los rastrojos se le añada
algún fertilizante nitrogenado con el fin de que los microorganismos del suelo
encargados de hacer la transformación del nitrógeno orgánico hasta convertirlo
en nitrógeno nítrico, pasando por el nitrógeno amoniacal, puedan alimentarse de
el.
En jardinería, un método poco utilizado pero tremendamente eficaz para
fertilizar el suelo, con nitrógeno, es cultivar antes de realizar la plantación
definitiva, alfalfa forrajera. Este método, que nunca llegue a poner en
practica, por falta de criterio técnico a la hora de desarrollar los Parques y
Jardines de forma coherente y sostenible, puede ser una solución muy
interesante a la hora de trasformar parterres.
Un año de alafalfa forrajera, un pase de rotavator para enterrar el
desboce y a plantar…éxito garantizado.
Otro método que nunca he llagado a utilizar, pero
que me parece tremendamente eficaz, al hilo de los manejos sostenibles en
Jardinería, es el rebaño de ovejas como método de desbroce. El otro día cerca
de mi casa ví un rebaño de ovejas y cabras, desbrozando hierba de una finca y
me acerque al pastor.
- ¿Por qué no las metes en el jardín, en el césped, a segarlo, para
dejarlo bajito? Y además lo van abonando, con estiércol de oveja…le pregunté.
- Como me salga del linde, me multan…me respondió.
-¡!!Hay galán!!,
cuanto bueno se esta perdidendo…le afirme.
-¡!! Y usted que lo vea!!!...me contesto.
Este articulo se lo dedico a esos incansables
hortelanos, como mi ayudante, Juan Antonio (mi padre), que pone en práctica las
ideas que le doy. Y a todos los que intentamos que nuestros Parques y Jardines
se trabajen de forma diferente…siega con ovejas, abonados con cenizas y la
alfalfa como sustitutivo de la tierra vegetal, que al final, ni es tierra ni es
vegetal.
Para terminar este interesante articulo sobre ajos y ceniza, os dejo un
articulo no menos interesante, publicado en el Diario de Jerez, por Francisco
Reinoso…
“En Jerez 'tener el cenizo', es tener mala suerte de forma continuada.
Normalmente se rehúye a las personas que tienen el cenizo porque se considera
que es contagioso. También en el campo llamamos cenizo a un hongo que se nutre
de las hojas tiernas de algunas plantas. Tienen ese nombre porque las hojas
parece que tienen ceniza. En Cuartillo, es un vegetal que crece con fuerza en
primavera verano y que los huertanos lo tenemos como enemigos de las verduras.
El cenizo crece con fuerza, sin riego, sin abono, sin labra.
Pero la ceniza, femenino, tiene la mayoría de las acepciones positivas.
Teresa, algo más de 80 años, tuvo sus hijos en la cañada de La Perdiz, en una choza con techo de paja y paredes de adobe, a orillas de un riachuelito invernal que caminaba al Guadalete. Teresa y otros lugareños se trasladaron a la calle Alenar (respirar en mallorquín) debido a las inundaciones y los incendios de los techos en invierno. Una mujer luchadora, que cuando solo había un autobús por día, creo que 'La Valenciana', se marchaba andando a Jerez para llevar a cualquiera de sus hijos pequeños enfermo al hospital. Teresa, compendio de sabiduría de subsistencia, siempre me dijo que a los ajos sembrados había que echarle ceniza del brasero, ya fría claro. "La ceniza le va bien a los ajos". Y así he hecho desde hace más de treinta años que por aquí deambulo y agoto mi calendario.
La ceniza de las chimeneas, de los anafres, de las 'copas' (braseros) es rica en potasio, calcio y magnesio, minerales en fragmentos ínfimos, imprescindibles para la crianza de la huerta. No es buena la ceniza de madera de puertas barnizadas o pintadas por sus contaminantes industriales. Afortunadamente ahora hay calentadores, butano, y para una barbacoa se compra carbón vegetal. Así que poca ceniza se añade a la tierra. Pero observo en las huertas de los vecinos que a los ajos le añaden la poca ceniza que tengan.
Hoy es miércoles de ceniza, y se pone en la coronilla de los curas (tonsura) y en la frente de los católicos una cruz de ceniza, con la frase: recuerda que polvo eras y en polvo te convertirás. En las tradiciones orientales la ceniza era signo de dolor, de sacrificio, de purificación, porque era un periodo de esfuerzo para nacer de nuevo, como el Ave Fénix, que renacía de sus propias cenizas.
La ceniza debe ser de las ramas de olivo y palmas que dieron la entrada a Jesús rey en Jerusalén. Y a los pocos días lo mataron. Signo de lo poco que dura el éxito, la gloria y el poder. Pero es preparación para renacer con la celebración del domingo de Resurrección. Es posible renacer dejando atrás las dificultades intelectuales, psíquicas, educacionales, del 'yo, me, mi, conmigo'. Solo la muerte nos devolverá a la tierra y por cualquier medio utilizado siempre nos volverá ceniza.”
Pero la ceniza, femenino, tiene la mayoría de las acepciones positivas.
Teresa, algo más de 80 años, tuvo sus hijos en la cañada de La Perdiz, en una choza con techo de paja y paredes de adobe, a orillas de un riachuelito invernal que caminaba al Guadalete. Teresa y otros lugareños se trasladaron a la calle Alenar (respirar en mallorquín) debido a las inundaciones y los incendios de los techos en invierno. Una mujer luchadora, que cuando solo había un autobús por día, creo que 'La Valenciana', se marchaba andando a Jerez para llevar a cualquiera de sus hijos pequeños enfermo al hospital. Teresa, compendio de sabiduría de subsistencia, siempre me dijo que a los ajos sembrados había que echarle ceniza del brasero, ya fría claro. "La ceniza le va bien a los ajos". Y así he hecho desde hace más de treinta años que por aquí deambulo y agoto mi calendario.
La ceniza de las chimeneas, de los anafres, de las 'copas' (braseros) es rica en potasio, calcio y magnesio, minerales en fragmentos ínfimos, imprescindibles para la crianza de la huerta. No es buena la ceniza de madera de puertas barnizadas o pintadas por sus contaminantes industriales. Afortunadamente ahora hay calentadores, butano, y para una barbacoa se compra carbón vegetal. Así que poca ceniza se añade a la tierra. Pero observo en las huertas de los vecinos que a los ajos le añaden la poca ceniza que tengan.
Hoy es miércoles de ceniza, y se pone en la coronilla de los curas (tonsura) y en la frente de los católicos una cruz de ceniza, con la frase: recuerda que polvo eras y en polvo te convertirás. En las tradiciones orientales la ceniza era signo de dolor, de sacrificio, de purificación, porque era un periodo de esfuerzo para nacer de nuevo, como el Ave Fénix, que renacía de sus propias cenizas.
La ceniza debe ser de las ramas de olivo y palmas que dieron la entrada a Jesús rey en Jerusalén. Y a los pocos días lo mataron. Signo de lo poco que dura el éxito, la gloria y el poder. Pero es preparación para renacer con la celebración del domingo de Resurrección. Es posible renacer dejando atrás las dificultades intelectuales, psíquicas, educacionales, del 'yo, me, mi, conmigo'. Solo la muerte nos devolverá a la tierra y por cualquier medio utilizado siempre nos volverá ceniza.”
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